domingo, 14 de febrero de 2010

Nanotecnología hasta en la sopa


Atomo por átomo. Así trabajan los 300 'nanocientíficos' argentinos. El área de salud verá los primeros frutos y el impacto llegará a varias industrias. Un minimundo que se agiganta. 


Por Florencia Gilardón. Especial para Clarin.com. 
informedeldia@claringlobal.com.ar


Nanotecnología es sinónimo de futuro. Y de presente, pues en nuestro país, como en el resto del mundo, miles de científicos trabajan con átomos. Aquí nomás, en el laboratorio del primer piso del Pabellón II de Ciudad Universitaria, un grupo de estudiantes con guardapolvos blancos coquetea con la nanociencia. Investigan y trabajan rodeados de computadoras y sofisticados equipos. "La nanociencia se refiere a objetos del tamaño del nanómetro: es la millonésima parte de un milímetro. La escala es un millón de veces más chica que un milímetro y es el tamaño de las moléculas", explica el Dr. Ernesto Calvo, Profesor titular de Química-Física de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador principal del Conicet. "No va a haber una industria nanotecnológica, va a haber nanotecnología en todas las industrias", vaticina. 

En la Argentina ya se armaron las primeras redes de investigación. En la UBA funciona el laboratorio de electroquímica molecular, en La Plata está el INIFTA que cuenta con un laboratorio de nanoscopía, en el Instituto Balseiro, en Bariloche, hacen física en nanoescala. También se investiga en la Comisión de Energía Atómica y en varios sitios de la provincia de Córdoba. "Hubo un llamado de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación y se propuso crear dos redes que reúnen a 50 investigadores principales cada una y a cientos de estudiantes. Casi 300 personas en toda la Argentina se dedican a nanociencia y nanotecnología", dice el Dr. Calvo. Aquí, como en Chile y Brasil (Institutos Millenium), la idea es crear un centro virtual de excelencia científica para que nadie quede afuera de los beneficios que estas investigaciones pueden reportar a toda la humanidad. 

La nanotecnología y la nanociencia (N&N) comprenden el estudio de objetos que en al menos una dimensión tiene entre 1 y 100 nanómetros. Las propiedades de los sistemas nanoscópicos no se rigen por las leyes físicas que describen al mundo macroscópico en el que vivimos y conocemos, sino por las leyes de la mecánica cuántica. Es un nuevo mundo diminuto que se proyecta como la gran revolución del Siglo XXI. Los materiales y dispositivos nanotecnológicos poseen un tamaño mínimo que se ubica entre átomos y moléculas. "A mi modo de ver, los principios de la física no se pronuncian en contra de la posibilidad de maniobrar las cosas átomo por átomo", había dicho, Richard Feynman, considerado el padre de la nanociencia y ganador del Premio Nobel de Física en 1965. 

El desarrollo de la actividad depende del trabajo interdisciplinario entre físicos, químicos, biólogos e ingenieros. En tanto, las aplicaciones de la nanotecnología y la nanociencia son muy amplias: abarcan desde la electrónica, el diagnóstico médico, la terapéutica, los materiales inteligentes y hasta la cosmética, entre otras áreas de progreso. "Básicamente, la nanotecnología tiene que ver con que las propiedades de las cosas son en función del tamaño. Por ejemplo, un anillo de oro es amarillo y en un milímetro hay miles de millones de átomos que en conjunto interactúan con la luz para verlo como lo conocemos. Si hiciéramos ese anillo muy chiquitito y lo lleváramos a nanómetros ya no sería amarillo. De hecho, hacemos pelotitas de oro de 20 nanómetros y son rojas. Y si las hacemos un poco más grandes son azules. Esto quiere decir que la luz interactúa con la materia en forma diferente y depende del tamaño. Las reglas de juego son distintas", explica el Dr. Calvo, ganador del Premio Guggenheim 2000 y el Premio Konex 2003 al Desarrollo Tecnológico. 

Pero, entre ambos mundos –macro y microscópico– existe un principio de cierta correspondencia. "De alguna manera significa: copiemos a la naturaleza y a la biología con las herramientas de la física y de la química. La nanociencia describe esas propiedades y nanotecnología es el uso práctico de eso para hacer cosas", afirma el Dr. Calvo. ¿Porqué no lo hicieron antes? Los dedos humanos son muy grandes y recién hace unos 20 años se inventaron las herramientas necesarias para poder ver átomos individuales, como el microscopio de fuerza atómica o el microscopio de túnel. "Si yo hubiera dicho esto cuando estudié en los años 70 en esta misma facultad, me llevaban al Hospital Borda. Y hoy, los podemos ver como algo de rutina y podemos construir cosas con átomos individuales", dice el Dr. Calvo en forma comparativa. 

La diferencia radica en que la nanotecnología se basa en el concepto de "bottom up" (de abajo hacia arriba), utiliza a los átomos y moléculas como si fueran ladrillos para construir cosas más grandes. En cambio, en la tecnología tradicional sucede a la inversa, todo se miniaturizó al límite. "Seguramente, en los próximos 5 años los primeros productos nanotecnológicos sean nanopartículas para hacer diagnóstico médico o terapéutica", vaticina este químico argentino que optó por trabajar en nuestro país después de rechazar una cantidad considerable de ofertas de trabajo en el exterior. "Parece ciencia ficción, pero qué pasaría si en vez de hacer operaciones invasivas, los médicos pudieran operar célula por célula con robots chiquitos del tamaño de una nanopartícula para matar a las células malignas", plantea el Dr. Calvo. 

En la actualidad el mercado global de productos nanotecnológicos maneja unos 45.000 millones de dólares. Y según, el Nanosciencie and Nanotechnology Initiative (NNI), que fue creado en Estados Unidos por el ex presidente Bill Clinton, la proyección para el año 2015 podría alcanzar el trillón de dólares en el área. Pero, el mundo de la ciencia debate varios aspectos primordiales: el uso ético y responsable de la nanotecnología. ¿Qué pasaría si se manipulan las nanopartículas para crear armas cada vez más potentes? De hecho, los nanotubos de carbono –descubiertos en Japón en 1991– tienen propiedades únicas. Conducen la electricidad millones de veces más rápido que el cobre, se pueden doblar y son más duros que el material más rígido que se pueda conocer, y ya se utilizan para hacer chalecos antibalas. 

Otro de los peligros es la brecha nanotecnológica mundial que se puede crear entre diferentes países. "Cuando uno explora la frontera del conocimiento hay que tener ciertas precauciones. Al manipular cosas nuevas, también se tienen que investigar las consecuencias. Habrá un gran impacto, por ejemplo en la salud pública. Pero, ¿quién se va a apropiar de éstos conocimientos?, pregunta el Dr. Calvo. El crecimiento de este nuevo mercado –que prevé la creación de 2 millones de empleos en 10 años– ya se demuestra en la extensa lista de patentes nanotecnológicas registradas por unas 28 empresas multinacionales. Las que más registros tienen son: IBM, Samsung, L´Oreal, Mitsubishi, LG y Hewlett-Packard, entre otras. "Una cosa interesante es ver dónde patentan y lo más importante es que todos los países tomen cartas en el asunto", concluye el Dr. Calvo.

Sitio web: http://www.clarin.com/diario/2005/05/04/conexiones/t-969912.htm

ANGGIE M. NAVAS G. CRF

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